martes, 21 de septiembre de 2010

DeliriOnirico


Cierta vez, soñé. Soñé que soñaba un sueño tan irreal que quizás terminó siendo real.
Era tan raro aquel sueño...(suspiro) Mis dedos, lo que tocaban lo convertían en fuego que ardía y finalmente en cenizas que volaban. Volaban rozando las caras de las personas. Ellas guardarían por siempre ese rose tan hermoso e irrepetible.
Y yo pensaba, ¿pensarán las cenizas? ¿sentirán? Ojalá sí.
Aunque si a eso vamos, entonces ¿sentirán las piedras? Yo digo que sí.
¿Sentirá el viento también, tan omnipresente y poderoso? ¡Si!
¿Y los árboles, frondosos y amables en brindarnos oxigeno? ¡Claro!
Ahora no tengo dudas de que todo puede sentir. Aunque...
El ser humano ¿siente? Compasión, amor, ternura. No. Sólo tenemos vagos recuerdos de lo que eso era. No nos damos cuenta, pero el tiempo pasa con más velocidad, como castigo, porque olvidamos cómo pensar en los demás.
Entonces desperté, con un extraño sabor amargo en la boca. Ahora ya es costumbre, lo siento desde hace mucho tiempo. Pero no me afecta, no. Yo, por mi parte, salgo a vivir. Y a aprender. Es la mejor manera de sobrellevar la pesada carga de ser como somos. Viviendo. Amando. Cuidando. Y aprendiendo.

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