jueves, 23 de septiembre de 2010



Alguna vez me entristecí por ver a un pájaro enjaulado. Cuando tenía uno, luchaba contra mi mismo para no dejarlo ir.
Aparte de haberme creado cierto apego, me veía reflejado en él, encerrado, triste, no pudiendo extender mis alas sin chocarme contra las rejas.
Alguna vez quise mirar más allá de donde nos dejan ver. Pero desistí, era demasiado para mi.
Nada que hacer, nada que lograr. ¿Para qué?
Elevarme, elevarme.
(volar...)(...volar)
Un día le abrí la jaula a mi pajarito. Sin pensarlo dos veces, despegó vuelo. Sutil, grácil. Lo seguí con la mirada hasta que lo perdí de vista.
Ojalá yo pudiera. Cerré la ventana, y me dediqué a seguir con mi vida.
Ojalá yo pudiera.
(volar...)(...volar)

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A ver quién habla de mi.